2008/12/22

Frutos olvidados de otoño e invierno

Tras un largo paréntesis por razones ajenas al blog, volvemos con un tema sabroso, como son los frutos otoñales e invernales. Durante siglos, la dieta de los habitantes de Los Pedroches incluyó algunas frutas de especies cultivadas que ya han desaparecido o están a punto de hacerlo totalmente. No nos referimos a razas de plantas cuyas especies aún se cultivan (manzanos, higueras, etc.) sino a especies completas que se han ido extinguiendo de nuestro paisaje agrario. Algunas daban sus frutos durante el verano, como los morales y moreras, pero al menos 4 lo hacían a lo largo del otoño, e incluso sus frutos se comían preferentemente a principios del invierno. Se trata del nispolero, el acerolero, el serbal y el azufaifo. Las acerolas y las azufaifas se comían entre septiembre y noviembre, dependiendo de las razas; las serbas o jerbas, al igual que las níspolas, no podían comerse en fresco, sino que debían sobremadurarse o fermentar ligeramente; para ello, se recolectaban cuando estaba a punto de madurar en octubre, noviembre e incluso principios de diciembre –en el caso de las razas más tardías de níspolas-, y se guardaban entre paja en cajas o cajones de madera, donde su carne se hacía de color pardo, perdiendo la acidez o el sabor áspero, y adquiriendo una consistencia parecida a la de las manzanas asadas. Estas cuatro especies de árboles, antes representados con escasos ejemplares en junto a la cerca de los huertos, fueron desapareciendo progresivamente desde mediados del siglo XX, al no poder competir su producción con la de los frutales más comerciales. En los próximos mensajes haremos un repaso de estas 4 especies (de las que aún podéis disfrutar probablemente de las níspolas si tenéis algún árbol cercano).


Acerolas (frutos del acerolero, Crataegus azarolus) en maceración para producir bebidas espirituosas. ©E. Laguna, 29.08.2006
Vista la rareza y el riesgo de desaparición definitiva de estas 4 especies en Los Pedroches, sería interesante plantear cara al futuro algún proyecto para su recuperación, empezando por localizar y georreferenciar con GPS la ubicación de cuantos ejemplares se conozcan. El azufaifo puede propagarse bien a partir de esquejes de los estolones o tallos subterráneos. De las otras 3 especies, el serbal suele propagarse bien directamente de semilla, pero para el nispolero y el acerolero conviene recurrir al injerto (sobre el membrillero y el majuelo respectivamente). Además, es importante intentar mantener las especies agrarias que empiezan a entrar en declive como el propio membrillero, la higuera o el granado, que pronto podrían entrar en una situación parecida, aunque afortunadamente se ven cada vez más en los mercados.

Frutos de la higuera (izquierda) y del membrillero (derecha). ©E. Laguna, 15.08.2006 y 10.09.2007

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