2016/04/13

El esplendor de las flores amarillas


Floración de la hiniesta (Cytisus scoparius).

Al principio de la primavera abundan especies de colores florales claros, como el blanco o el amarillo, que poco a poco ceden paso a otros más intensos, sobre todo rojos y violáceos. Así, en los matorrales, dominan sobre todo las flores de la hiniesta (Cytisus scoparius) o algo más tarde los de la abulaga (Genista hirsuta), mientras en los herbazales lo hacen diversas especies de jaramagos, destacando sobre todo el jaramago común (Diplotaxis virgata) y el chico o menor (D. catholica).

Campos de pastoreo dominados por la flor del jaramago menor, Diplotaxis catholica, cerca del camino y paraje de La Colada (Belalcázar).

En los sembrados cerealistas suelen dominar hasta mediados de abril  los doblones o crisantemos amarillos (Chrysanthemum segetum). No obstante, an años poco lluviosos como 2016 es más fácil observar plantas con ese color floral pero de menor talla, como la pamplina amarilla (Hypecoum imberbe), también llamada boquita de pájaro o boquera de pájaro, dado el aspecto de la flor cuando aún está cerrada.  


Flores de pamplina amarilla o boquita de pájaro (Hypecoum imberbe)


Cuando llueve mucho y las sementeras están altas, esta especie florece igualmente y a menudo es abundante, pero su color no trasciende en el paisaje al ser ocultado por las matas de cereal; a cambio, en años de primaveras secas, y a veces en los barbechos suficientemente asentados donde se cultvó en años anteriores, pueden dominar ofreciendo su llamativo color. 

Campo dominado por H. imberbe a finales de marzo de 2016, cerca de Rebasco (Belalcázar).

A pesar de su aspecto, Hypecoum imberbe es un pariente cercano de las amapolas, de la familia de las Papaveráceas (Papaveraceae), que como esta otra especie crecen preferentemente en campos cerealistas aunque desarrollándose algo más tarde. 



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