2016/04/28

La flor del tamujo

El tamujo (Flueggea tinctoria) es una de las especies más características de nuestros ríos y arroyos, y en el pasado prestó buen servicio en los hogares belalcazareños, al usarse para fabricar escobas recias y rígidas, que servían sobre todo para barrer los corrales de ganado y otros lugares difíciles para las escobas domésticas de palma. Quien se haya fijado en la planta habrá visto que no es fácil de ver con frutos -a modo de pequeñas bayas esféricas que pueden observarse en el verano- y que éstos se ven sólo en algunos ejemplares.

 
Flores de pies masculinos de tamujo, floreciendo hace pocas semanas en Belalcázar.

Ello se debe a que el tamujo es una planta dioica, es decir, que tiene flores de un sólo sexo apareciendo en pies separados, de modo que unas plantas son masculinas y otras corresponden a ejemplares femeninos. La rareza de los frutos se debe a menudo a un desequilibrio natural en la proporción de sexos, de modo que dominan en muchas poblaciones los ejemplares masculinos. Esta estrategia no es rara en especies que, como el tamujo, confían parte de su fecundación a la acción del viento, además de a algunos insectos; esta modalidad de polinización, la anemofilia, es también frecuente en algunos árboles y arbustos dominantes de las riberas como chopos, álamos y sauces, expuestos a las corrientes de aire que canalizan los arroyos y ríos. Un resultado frecuente de esta estrategia es la escasa vistosidad de las flores, que no necesitan tanto atraer a mariposas, abejas u otros polinizadores. Igualmente, como ocurre con el tamujo, tampoco es raro que las flores apenas exhalen olor.

No hay comentarios: